Entre más largo me encuentre de ti más recuerdo que eres magia. La inmutación me invade cuando contemplo tus dos guardianes, de un lado el Volcán, y del otro el Chirripó, ambos vigilando la Puerta al Atlántico.
Te deleitas y yo también cuando hacemos memoria de los artistas que han sido tocados por esa magia, esa que inspiró el círculo poético de Albán, Debravo y Aguilar, y también condujo las melodías de tus músicos consagrados que resuenan hasta el Viejo Continente.
Pero también sé que sufres por el menosprecio que se te ha dado, lloras por la histórica marginación de tus cabecares, te desgarras cuando ves marchar al ejército de hijos pródigos, que se van para nunca volver porque nadie valoró tu encanto.
Oh tierra que nutre de caña, café y queso a la nación, si alguna vez mis egoísmos me nublan de tu significado, te pido me guíes con la Torrealba para volver a tu regazo.