Estación Terrestre (2000)
El silencio bulle en la sonrisa sarcástica del día ©El silencio bulle
en la sonrisa sarcástica del día. Cada media hora, una mariposa se amamanta en el cáliz de la luz y entre manojos temblorosos, la osadía fue un caos para la piel del medio día. Asombro en los ojos extraviados del transeúnte. Murmullos oscuros lamentan sueños apocalípticos. Y nada te alumbra, el hilo de luz donde colgabas tu voz, voló buscando la guarida del canto sin memoria. Ahora vienes abrazando cada sombra con tu paso adolorido, sin huella, sin una forma, sin nada, pero te sostiene el aliento clandestino del labio, incesante al rumor de la palabra, estación labriega del amor que se hereda en el abrazo íntimo de lo mas humano. Y la distancia donde naufragas, una diáspora inaplazable que arde en su guarida incierta hasta herirse. |
Las cenizas del olvido ©Abres la puerta en medio
de los ojos de la mariposa, la atrapas entre tus manos recién amanecidas y presionas tu seño contra la luz recién llegada. Es el nuevo día que te despierta, en las afueras está la calle, vacía, como la esperanza que aún no abre su horizonte. Tus ojos buscan la mirada fresca de la mariposa, una llama se anuncia entre el interrogante de su vuelo, tan calcinante como la ira de aquel vaso olvidado sobre la mesa incierta. Y del olvido, múltiples tempestades sumergidas en espejos errados por cenizas ardientes. No buscas un crisol para guardar el equilibrio del fuego o la braza errada buscada en el fugaz escombro del ayer donde escondiste el sueño. |
Epitafio de la memoria ©Llanto desierto en donde se despierta
la verde mañana, el paso apasionado de la memoria donde aún duerme tu epitafio incierto, o el azar puro reuniéndose al lado de una flor, que deshoja su giro infortunio hasta desgastarse. Sales a la calle, buscas la huella ida en el ayer, es arcilla detenida en su memoria de abismos oscuros y te sientes inminentemente vacio, transfigurado ante tanta espera inalcanzable. Ebrias son las horas en las que navegas, pájaros con alas tormentosas buscándose, en su ritual éxtasis del fuego que cae herido y su sed es ceniza olvidada. |
La mañana ensimisma ©La mañana enarboló
su copa de luz Y una flor de azules memorias se fue transfigurando. Las auroras crecieron en medio de los incendios que son sed. Y la sed es fuego reunido en las manos afloradas por las memorias del llanto. En ella se anuncia la luminosidad temblorosa, llenándola de azares lentísimos y confundidos ante tanto disturbio. Es lienzo de vastedades policromas, una memoria llena de cosas que se transfiguran entre el interrogante azar y su luz equinoccial Tránsito de polvo convocado hacia la flor y su vela ardida entre inventarios interminables. |
La fuga que nos hiere ©En ella crecen nuevas caracolas
y en su biorritmo nace el plancton solar de las cosas calcinadas. Estela de luz donde arden los equinoccios. Y la voz y el llanto son como campanas armoniosamente calladas. Solo queda la mirada firme que le sostiene, altiva desde su torre inalcanzable, vastedad blanca de nieblas que sangran en su mar apocalíptico. En ella las horas son pájaros sucumbidos en sus alas, una fuga que hiere el gesto de la quietud, el artificio errante para construir azares y nuevas campanas para anunciar el ritual que entrelaza su alma de luz a las oscuras tempestades de la sombra. |
La noche en el muro (2008)
En una flor te enciendes ©
De repente,
como una espera atardecida, ha despertado una flor que enciende en tu mirada un jardín de luz. Y un pétalo se desprende buscándote en la madrugada, donde no duermen tus sueños. Tu corazón, con una gran sonrisa se desborda maternal en el regazo. |
Tus huellas ©Anoche no dormí.
Una luciérnaga me quemó los ojos y mis sueños rodaron una bandera entre tus vientos. Te pienso, te escucho, te camino, me duermo en tus noches, eres como un silencio que me grita, me desbordan tus aguas y mi vaso de repente naufraga. Aún me asomo por el aroma de mis labios y una paloma bebe el néctar azul de tus besos. |
Tu corazón es de papel ©
Como quisiera encender
tu corazón de papel,
penetrar la escafandra
que te envuelve,
y mis manos y besos
como palomas
recorrerán la geografía
de tu mar,
buscando montañas
y cavernas
para hospedar mis sueños:
náufragos en tu cuerpo.
tu corazón de papel,
penetrar la escafandra
que te envuelve,
y mis manos y besos
como palomas
recorrerán la geografía
de tu mar,
buscando montañas
y cavernas
para hospedar mis sueños:
náufragos en tu cuerpo.
Mi tesis prohibida ©Como una estatua
que resguarda la noche, vivo anclado, con la mirada hurgando en la distancia. Tu imagen, una sonrisa acechando en el tímpano del silencio. Tus manos, alegres arañitas tejiendo en mis ojos unas alas que se despiden. ¿Volverás a mi canción con el traje emplumado para abrazar mi lecho envuelto en poesía? ¿Me ayudarás a leer la tesis que prohíbes en tu armario? Y no hay adiós, es solo una lámpara que se enciende en la partida, una llama clandestina que nos aguarda sin dormir. ¡Volveré! Solo espera el vuelo de mis aves a tu jardín. |
Como un pincel de luz ©Aún mis manos arrastran
la epidermis de tu tarde y un camino de luz te aferra a mi silencio. No me busques amor en las esquinas donde se mueren las arenas. Búscame en tus aguas donde el festín de la espuma se desnuda como un pájaro a mis orillas. Te pienso atada a las estrellas; y esperas la madrugada como un pincel de luz para tus ojos. No desesperes amor, en la lluvia crecen tus amapolas. |
Me callan tus tardes ©
Eres en mi, un crepúsculo
donde se esconden las tardes.
Una fuga de pájaros que se han marchado
para buscarte entre las espumas de la sed.
No estás aquí, en las horas se detiene el tiempo.
Las huellas te persiguen arrastrándose
en el camino donde plantaste
una cruz de fuego que me quema.
Se que estás ahí tejiendo
tu canción para unos labios.
Me callan tus tardes anochecidas.
¡Ah! la hora del silencio,
la hora en que tus manos
son dos arañas traviesas
tejiendo en las noches,
un collar de luz
y tus ojos,
una bandera de fuego
blandiendo en las estrellas.
donde se esconden las tardes.
Una fuga de pájaros que se han marchado
para buscarte entre las espumas de la sed.
No estás aquí, en las horas se detiene el tiempo.
Las huellas te persiguen arrastrándose
en el camino donde plantaste
una cruz de fuego que me quema.
Se que estás ahí tejiendo
tu canción para unos labios.
Me callan tus tardes anochecidas.
¡Ah! la hora del silencio,
la hora en que tus manos
son dos arañas traviesas
tejiendo en las noches,
un collar de luz
y tus ojos,
una bandera de fuego
blandiendo en las estrellas.
La noche en el muro ©Te he buscado en las orillas de las piedras.
No estás ahí, las olas un caracol que se escapa, y su huella solitaria en el camino nada más. Nacen como aves los sueños, sus vuelos atardecidos te buscan y el biorritmo es el viento y no estás. Es tarde amor, pero te busco, hay estrellas blandiendo su llama en el sueño, pero no estás. Toco mis manos, son un ayer que no se encuentra, pero las tuyas, infinitas tejedoras, aves que me vuelan y son llamas lejanas. Te busco y la noche es un muro donde te duermes, como una sombra escondida. |
En el ala azul de la tarde ©Han pasado las horas para el tiempo.
En la memoria del día invisible se hereda una flor. No te siento, en los ojos hay laberintos que me seducen. Tu no puedes sentir la noche y el tiempo, ni su dominio construyendo el ala azul de la tarde. Te busco en el día. Derribo el muro de mi sombra y no estás, quizá tu llama es un incendio atardecido que me quema. Pero te quiero, aunque ya en tu boca no florezcan mis besos . |
El espejo despierto (2010)
[El espejo despierto] nos transfiere una pequeña luz, un llamado intimista y lírico al despertar de la conciencia y la vida individual perdida hoy, como afirmamos, en un caos totalizador, globalizante, donde resultamos ajenos a nosotros, donde pareciéramos ser cualquier cosa menos los inmarcesible animales del espíritu y la luz [...]". |
XX ©Un rostro desdibuja
la geografía del músculo osado y putrefacto, un sobresalto que busca mis entornos de amapola, ansiando fecundar el caracol de mi memoria |
XXIV © |
Mis manos se levantan
para atrapar la oruga de la sombra que se apaga. Es el estrecho laberinto del sueño primitivo, que se mira en espejos clandestinos que no cantan. |
XXX © |
¿Es el espejo
la luz madurando en el rostro del día?, su imagen misma donde la lluvia es un río invisible, una gota suspendida en el cristal alucinado, en el azar de la memoria. |
XXXVIII © |
¿Es la flor
la huésped del día? ¿Es en su estambre donde se enarbola la llama agobiada de la luz? ¿Dónde va heredando su más íntima floración? ¿En qué espejo dibuja el hálito incendiario de la luciérnaga clamante, desheredada? ¿Es su polen un viajero invisible, donde un incendio es huésped y su geografía una estela quemada? |